miércoles, 16 de marzo de 2011

Los gritos de la lluvia

       Era un fantástico atardecer. Llovía. Llovía tan fuerte que se ahogaban las hormigas que gateaban por allí. Estábamos tú y yo. Ahí, bajo el pequeño árbol que nos protegía sin efecto de la lluvia. Me abrazabas con tanta intención que parecía que sería nuestra última vez.  Tus caricias eran como fuego en el hielo, pero tiernas, muy tiernas. Tú susurrabas algo al oído. Yo no te escuchaba. La lluvia era demasiado estridente. Aún así podía ver tus verdes ojos y tu mirada me lo decía todo, como si ese fuerte ruido de aquellas gotas gritara en mis oídos. Gritaban como locas, fuerte e intensamente. Gritaban algo, unas palabras que nunca había oído antes con ese ímpetu. Gritaban que me querías.


No hay comentarios:

Publicar un comentario