martes, 7 de junio de 2011

Diferente... qué palabra tan bonita

          Volaban. Se colocaban como si todo estuviera planeado. Agitaban sus grandes alas: eran preciosos, pensé. Los miré durante toda la tarde. Siempre volaban sobre aquel lago azul verdoso, vamos, como todos los lagos. Seguí observándoles y me di cuenta de que uno destacaba. Era diferente. Todos los demás seguían pareciéndome hermosos, pero yo sabía que dejarían de serlo con el tiempo y tendrían que cambiar. Dejé de mirar a toda la bandada y me fijé en el que destacaba, aquel que era diferente. Cada vez me parecía más precioso, y los demás cada vez, más aburridos.
          Con el paso del tiempo seguí yendo a la orilla de ese lago y mirando al cielo. Todos los pájaros cambiaban, se volvían aburridos y repetitivos. Bueno, no. Todos no. Aquel pájaro seguía siendo igual de excepcional que siempre y definitivamente eso era lo que le hacía tan bello, ser diferente.

2 comentarios:

  1. me gusta mucho este, porque representa la vida cotidiana, diciendote que siempre son las mismas cosas pero que hay algo diferente que te ayuda a seguir, mui bonito

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  2. Muchas gracias, me alegro de que te guste ;)

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